Las cookies son un conjunto de datos que un servidor deposita en el navegador del usuario que permite reconocer el dispositivo en cuestión (ordenador, móvil, etc.).

Prácticamente la totalidad de las webs usan cookies ya que permiten a las páginas funcionar de manera más eficiente y conseguir una mayor personalización y análisis sobre el comportamiento del usuario.

Las cookies no permiten la identificación y recopilación de datos personales del usuario, solamente reconocer un dispositivo que haya accedido con anterioridad a la web en cuestión.

Para poder reconocer la identidad del usuario, es necesario que éste se registre expresamente en la web y que proporcione expresamente su información personal tal como ocurre en los servicios online de todo tipo (banca, comercio electrónico, proveedores, etc.).

Si el usuario no cierra la sesión, al poder reconocer con la cookie el dispositivo con el que el usuario se registró inicialmente, se puede reconocer indirectamente al usuario. No obstante, en rigor, lo que se sigue reconociendo en este caso sigue siendo el dispositivo, no el usuario.

Esto se ve claro si se piensa en el caso de una persona diferente a la que hizo el registro y que utiliza ese mismo dispositivo más tarde para acceder a la misma web.

La web no puede saber técnicamente si el usuario es el mismo u otro diferente y el problema de seguridad ocurre realmente a nivel del propio usuario (dejar acceder a otra persona un dispositivo con información confidencial a suya).

Este escenario, en el mundo físico sería muy similar, por ejemplo, a dejar las llaves de la casa a otra persona. Si esto ocurre, no cabe reclamar la responsabilidad a terceros como lo podría ser, por ejemplo, el arrendador.